jueves, 3 de abril de 2014

Retos y Desafíos de la Integración Suramericana
Por Adrián Torres Marcano

En la actual organización mundial del capital, hegemonizada por la visión neoliberal, que enarbola las banderas de la globalización económica, los procesos de integración asumen un interés imperioso, promovido por los grupos económicos de actuación mundial, tanto de gobiernos de raigambre neoliberales como de grandes corporaciones transnacionales. De allí, se tiene la  concreción de  la Unión Europea (UE) y la iniciativa del Área del Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por los EE.UU y replanteada en la actualidad, en los acuerdos que lleva Norteamérica de forma bilateral, con algunos países de América Latina (Colombia, Chile, Perú), a través de los Tratados de Libre Comercio (TLC). Sin embargo, el impulso que ha tomado la izquierda latinoamericana, encabezado por los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela está otorgando un viraje hacia las dimensiones de lo social y político en los procesos de integración en la región.
A partir de lo anterior, cabe reflexionar sobre el papel en la actualidad de los procesos integracionistas, expresado en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR)  a la luz de los retos y desafíos que impone la nueva concepción de integración latinoamericana para la construcción de un bloque regional fuerte signado por la unidad en la diversidad, en el que converjan gobiernos con visiones políticas similares y disímiles, aglutinándose en un propósito común: la unidad regional en América Latina y Caribeña.

1.- La unidad Suramericana una necesidad histórica:
En Latinoamérica la integración regional constituye una necesidad histórica y política que se inicia en el siglo XVIII en los procesos independentistas. Francisco de Miranda proponía la creación de un “Gran Estado Latinoamericano”, cuyas fronteras abarcasen desde el sur del río Misisipi hasta el Cabo de Hornos, y que estuviese fundado en la solidaridad  y la necesidad de un desarrollo común. Durante el siglo XIX, estas ideas integracionistas siguieron desarrollándose en nuestro continente. Simón Bolívar, concibe un ideario político y social de la integración aspecto que se expone en la "Carta de Jamaica", fechada en Kingston el 6 de septiembre de 1815, en donde refleja con claridad el deseo integracionista bolivariano.
Los esfuerzos de generar experiencias integracionistas no se hicieron esperar. Destacándose los siguientes: La Gran Colombia (1821), unión política y jurídica de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador en un único país; Las Provincias Unidas de Centroamérica (1823), promovidas por Cecilio del Valle y Morazán. En 1823 un organismo que se denominó Congreso Centroamericano declaró la independencia en 1823 y desde ese instante la Capitanía General de Guatemala se denominó Provincias Unidas de Centroamérica. Su éxito duró pocos años, y, El Congreso de Panamá (1826); que fue el intento de integración política más importante. En el que participaron la Gran Colombia, Perú, Chile, Bolivia, Centroamérica y México. Al igual que la Gran Colombia, fue promovido por Bolívar y se llevó a cabo entre 1825 y 1826, si bien su éxito fue nulo a raíz del saboteo por parte del gobierno Norteamericano a dicha iniciativa de unidad regional. Los esfuerzos integracionistas incorporados a la lucha políticas entre el siglo XVIII y XIX por la independencia política se constituyó en un proyecto de liberación desde México hasta Tierra del fuego[1].
La región latinoamericana, siguiendo el modelo europeo, firma en 1960, el Tratado de Montevideo que impulsará el Área de Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). De igual forma, entra en vigencia en Centro América el Mercado Común Centro Americano (MCCA). Para 1969 se suscribe el Acuerdo de Cartagena, documento constitutivo de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). El 17 de octubre de 1975 mediante el convenio constitutivo de Panamá se establece el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA). La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) fue creada el 12 de agosto de 1980 por el Tratado de Montevideo, en sustitución de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la Asociación Latina Americana de Integración (ALADI) conferirá un importante papel a las negociaciones bilaterales. Para 1991 se crea el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). En esta fecha los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México negocian el Acuerdo de Libre Comercio Norte-Americano (NAFTA) y su entrada en vigencia se realizó en 1994, marco referencial de lo que sería la iniciativa norteamericana del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que estancó en el 2005 en Mar de Plata debido al giro ideológico hacia la izquierda de los gobiernos de América Latina y el Caribe[2].

2.- CAN, ALADI y MERCOSUR. Múltiples procesos y un mismo objetivo:
En la actualidad estamos en un escenario donde existen múltiples procesos de integración en la región que persiguen los mismos objetivos; unidad regional y desarrollo socio-económico. Siendo los más antiguos la CAN, la ALADI y el MERCOSUR. Iniciativas integracionistas cuyo propósito de constitución está relacionado fundamentalmente con la dimensión económica y comercial, lo cual contrasta con los nuevos proyectos de integración regional que dan un peso a la dimensión social y política: la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA-TCP), Petrocaribe, Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En relación a la CELAC, se acaba de realzar en Cuba la 2da Cumbre agrupando a 33 países de la región y cuya declaración expresa la clara convicción de lucha contra la pobreza y la atención a las asimetrías económicas existente en Latinoamérica para lograr un desarrollo equitativo, solidario, complementario y reciproco.
De estos procesos de integración la CAN es la que mejor presenta en su compleja organización institucional el carácter de organismo supranacional al estilo de la Unión Europea (UE). Sin embargo, aún con su complejo andamiaje corporativo de carácter comunitario no ha logrado crear un concepto de ciudadanía andina. De igual forma, sus experiencias acumuladas a lo largo del tiempo, en la actualidad no se puede hablar que el tema de la integración andina constituya una realidad política plena. La salida efectiva de Venezuela en el 2011 de dicho proceso de integración, fue un duro golpe a esta iniciativa, lo cual devino en un debilitamiento institucional expresado en su estancamiento e incidencia en la región. Las fracturas internas y desavenencias entre los países miembros han sido un problema para la CAN.
Por su parte, la ALADI se presenta en la actualidad como un proceso que promueve la integración en la región con el objetivo de asegurar el desarrollo económico y social que permita establecer un mercado común latinoamericano. En este proceso de integración convergen los países miembros de la CAN (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) y el MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela). No obstante, la relación de ambos mecanismos subregionales con la ALADI difiere.
El Acuerdo de Cartagena es el único entre los países miembros de la Asociación no protocolizado ante la misma. Cabe destacar que este acuerdo fue originalmente suscrito (mayo 1969) en el marco del Tratado de Montevideo de 1960 (ALALC), no obstante, al momento de la suscripción del Tratado de Montevideo de 1980 (TM80) dicho Acuerdo logró el reconocimiento de su autonomía, superando su anterior condición de acuerdo subregional de la ALALC[3]. 
Por su parte, la relación de la ALADI con el MERCOSUR está caracterizado por la suscripción de los piases miembros del bloque subregional un Acuerdo de Alcance Parcial de Complementación Económica en conformidad con las disposiciones del Tratado de Montevideo de 1980. Dicho Acuerdo tiene por objeto facilitar la creación de las condiciones necesarias para el establecimiento del Mercado Común a constituirse de conformidad con el Tratado de Asunción[4]. 
La ALADI al ser un marco o paraguas institucional y normativo de la integración regional facilita en su estructura jurídica a diferentes acuerdos subregionales, plurilaterales y bilaterales de integración. Por lo que desarrolla acciones tendientes a apoyar y fomentar estos esfuerzos con la finalidad de hacerlos confluir progresivamente en la creación de un espacio económico común. Aspecto que explica el papel que ha tenido este proceso integracionista en la constitución de la CELAC en la que participan 12 países miembros de la ALADI, así como en su vinculación con el SELA y la ALBA-TCP.
Este papel de facilitador en los procesos de integración regional ha sido explicitado por Carlos Álvarez, secretario general de la ALADI, en la 2da Cumbre de la CELAC realizada en la Habana, Cuba el pasado 28 y 29 de enero de 2014. Al manifestar en un comunicado la necesidad de reafirmar e insistir en la importancia estratégica y decisiva de la integración regional. Construir América Latina y el Caribe como una comunidad de presente y de futuro y como actor vital en un mundo configurado por bloques, es una tarea de enorme envergadura. En el actual escenario geopolítico mundial, Álvarez saludó “la persistencia de los latinoamericanos y caribeños a conformar un espacio común, ya que, la interdependencia mundial, lejos de disolvernos como identidad, nos desafía a perfilar más nítidamente nuestra singularidad, defendernos juntos frente a las incertidumbres de una globalización desbocada, sin controles ni gobiernos para poner en valor comunitario las inmensas riquezas que poseen cada uno de nuestros países”. Por lo que llamó a coprotagonizar un cambio de paradigma frente a un modelo civilizatorio en decadencia y en crisis.
En este marco, el MERCOSUR se presenta como un proceso de integración en revisión. Al formar parte de este proceso de integración, Venezuela, representa para los sectores críticos al  neoliberalismo, la posibilidad de revisar su concepción, organización y funcionamiento. El MERCOSUR es el cuarto bloque económico del mundo y la quinta economía del mundial. 
El Estado venezolano, al ser parte del MERCOSUR, implica participar en un espacio regional con una plataforma industrial poderosa, en el que los intereses económicos de grupos corporativos determinan su dinámica y desarrollo. Por otra parte, hay que considerar que, el MERCOSUR y la UE, negocian un área de libre comercio birregional desde el 2000. Situación dirigida según lo estipulado en el Acuerdo Marco de Cooperación MERSOCUR-UE de 1995 y que se activó en 1999, y, cuyos temas de negociación involucraron tres aéreas: dialogo político, temas económicos y comerciales, y, cooperación[5]. Lo anterior, se interpreta como una forma que busca el bloque suramericano de contrarrestar las influencias de los EE.UU en la región con la implementación de los estos tratados de libre comercio (TLC) bilaterales con los países: Colombia, Chile, Perú, México, entre otros, que en la actualidad, discuten la aplicación de estos tratados. 
Atendiendo a que  los procesos de integración son espacios de negociaciones permanentes, en el cual, se generan acuerdos sobre temas relacionados ha intangibles (principios, normativas, políticas culturales) y tangibles (bienes, servicios y aranceles). Además, considerando que la entrada de Venezuela en el MERCOSUR, por adhesión, presupone aceptar el acervo histórico de todos los acuerdos negociados y cuyos contenidos son eminentemente económicos. Lo que coloca a la nación en una situación de desventaja, sobre temas axiales, en especial, en la aplicación de los acuerdos de liberación económica asumidos por el bloque regional. Donde se privilegia los intereses industriales brasileños y argentinos, países tradicionalmente poderosos en este bloque regional. Al respecto, Claudio Katz, sostiene que el papel de Venezuela en el MERCOSUR abre las puertas de las inversiones provenientes de Argentina y Brasil mediante las exportaciones aéreas que apuntan hacia rubros alimenticios (carne, leche, soja, entre otras). De igual forma, destaca que lo anterior, es un ensanchamiento del mercado regional. Sin embargo, esta situación que para algunos es positiva, está enmarcada en los patrones actuales del MERCOSUR, es decir, “las normas que favorecen a los grandes grupos capitalistas de la región”[6].
Lo anterior, invita a tomar en cuenta en los procesos de integración regional, a las relaciones asimétricas que se han venido dando históricamente en el ámbito interregional. El embate de la aplicación de políticas de corte neoliberal y mundialista, que enarbola las banderas del libre mercado profundiza las brechas sociales en los pueblos de la región. Evidenciando la contradicción entre niveles de “desarrollo económico” y niveles de pobreza, aspecto que niega la promesa de las perspectiva de integración que toma el modelo de la UE, a saber, equilibrio, beneficio social y progreso.
Kantz, enfatiza que el ingreso de Venezuela en el MERCOSUR, no deviene en un “nuevo MERCOSUR”, sino que inaugura una nueva etapa de ese Tratado. Asumiendo la incorporación de Venezuela una relevancia más política  que económica. Por lo que la ampliación de este bloque regional busca reforzar el poder de negociación de los sectores económicos (industriales) frente a los EE.UU. Por ello, es el sentido de un “capitalismo regional” la estrategia del MERCOSUR, lo que  ha impedido el surgimiento de un “MERCOSUR de los Pueblos”. Los negocios impulsados tienden a beneficiar a los empresarios nacionales de los países miembros del bloque en desmedro de las necesidades de la población. “El MERCOSUR contempla muchos negocios y alternativas de lucro, pero no propone caminos para la redistribuir los ingresos"[7].
En la actualidad, es un reto y una tarea por hacer el de trastocar toda una concepción teórica y práctica de la integración regional en América Latina, caracterizada por la CAN, la ALADI y el MERCOSUR, donde se privilegia lo económico sobre el resto de los ámbitos la producción de la vida, y, consolida una hegemonía internacional a merced a los designios de los intereses de las grandes corporaciones y organismos multilaterales, que imponen mecanismos de sujeción a nuestros pueblos. Por esta razón, es una exigencia en la actualidad, abordar detenidamente el estudio de los procesos de integración regional latinoamericana en su articulación con los procesos alternativos que permita lograr una efectiva integración (política, social, económica y cultural). En la actualidad, nos encontramos con espacios de impulso integracionista desde la perspectiva nuestra americana tales como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA-TCP), Petrocaribe, Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Ante el impulso integracionista neoliberal, se debe abrir paso a nuevas formas de integración y cooperación contra hegemónica, antiimperialista, solidaria y cultural en la región; que permita la consolidación de procesos alternativos de alianzas regionales, populares y sociales, cuyo horizonte es garantizar la independencia latinoamericana, construir una identidad común cultural, el reconocimiento del diálogo horizontal entre diversas formaciones históricas y culturales,  fortalecer los espacios de educación, gratuita y pública, para todos, y, lograr un concierto de apoyo mutuo, entre pueblos con equidad, solidaridad y justicia social, expresada en políticas concretas de redistribución hacia los sectores subalternos de beneficios, que generen condiciones para elevar la calidad de vida, sin explotación ni discriminación alguna, que permita profundizar el ejercicio de la democracia participativa en los esquemas de integración desde un horizonte alternativo al puesto en marcha por los representantes de los intereses del capital internacional.
 
Bibliografía
  1. Asociación Latinoamericana de Integración-ALADI (2014). ¿Qué significó la sustitución de la ALALC por la ALADI? [Documento en línea] Disponible en http://www.aladi.org/nsfaladi/preguntasfrecuentes.nsf  [Consulta: 2014, Enero 28]. 
  2. Bouzas, Roberto (s/f). Las negociaciones Unión Europea-Mercosur. Entre la lentitud y la identificación. Nueva Sociedad.
  3. Conesa, R. Eduardo (1982). Conceptos Fundamentales de la integración económica en Integración Latinoamericana Revista del Intal.
  4. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Caracas: Publicada en gaceta oficial Nº 5.908.
  5. Crabtree, John (2011) La Comunidad Andina (CAN). Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (BID-INTAL).
  6. Doctor, Mahrukh (2011) Mercado Comun del Sur (MERCOSUR). Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (BID-INTAL).
  7. Ferrer, Aldo y Jaguaribe, Helio (2001). Argentina y Brasil en la globalización ¿MERCOSUR o ALCA? Buenos Aires: FCE.
  8. Gardini, Gian Luca (2011). Bloques comerciales latinoamericanos: entre la realidad y la Utopía. Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (BID-INTAL).
  9. Katz, Claudio (2007). El rediseño de América Latina: ALCA, MERCOSUR y ALBA. Caracas: el perro y la rana.
  10. Nájera Urrutia Pablo (2011). La integración económica centroamericana y sus principales componentes en Revista ASIE. Guatemala. Año 1-2011.
  11. Santos, Theotonio dos (2007). Del terror a la esperanza. Auge y decadencia del neoliberalismo. Caracas. Monte Ávila.
  12.  Sanoja, Mario (2006). Memorias para la integración. Ensayo sobre la diversidad histórica y el futuro político de Suramérica y el Caribe. Caracas: Monte Ávila.
 


[1]Sanoja, Mario (2006). Memorias para la integración. Ensayo sobre la diversidad histórica y el futuro político de Suramérica y el Caribe. Caracas: Monte Ávila, p. 75 y ss.
[2]Véase: Conesa, R. Eduardo (1982). Conceptos Fundamentales de la integración económica en Integración Latinoamericana Revista del Intal; Katz, Claudio (2007). El rediseño de América Latina: ALCA, MERCOSUR y ALBA. Caracas: el perro y la rana; Ferrer, Aldo y Jaguaribe, Helio (2001). Argentina y Brasil en la globalización ¿MERCOSUR o ALCA? Buenos Aires: FCE, y, Santos, Theotonio dos (2007), Del terror a la esperanza. Auge y decadencia del neoliberalismo. Caracas. Monte Ávila.
[3] Véase: Asociación Latinoamericana de Integración-ALADI (2014). ¿Qué significó la sustitución de la ALALC por la ALADI? [Documento en línea] Disponible en http://www.aladi.org/nsfaladi/preguntasfrecuentes.nsf [Consulta: 2014, Enero 28].  
[4]Ibídem.
[5] Bouzas, Roberto (s/f). Las negociaciones Unión Europea-Mercosur. Entre la lentitud y la identificación. Nueva Sociedad. Pp. 125 y ss.
[6] Katz, Claudio (2007). El rediseño de América Latina: ALCA, MERCOSUR y ALBA. Caracas: el perro y la rana. p. 107.
[7] Ibídem., p. 115.

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