Vivimos en la actualidad
una situación de extemismos discursivos, que no siempre implican una práctica
de ese tipo. No se trata de polarización en el sentido como lo ve la oposición
tan escandalizada.
El maniqueísmo supone
posturas inamovibles desde las cuales cualquier otra queda invalidada. Acá se
trata de la obligación de asumir una postura extrema respecto a un tema en
discusión, olvidando siempre la dialéctica de los procesos.
Esta situación con
frecuencia no se traduce en una práctica radical, sino que tiene su escenario
en el ámbito discursivo. Se observa con frecuencia em las redes sociales, pero
también en los espacios de encuentro donde se plantea la discusión.