Marcelo Colussi
Hasta
ahora la historia nos demuestra que los seres humanos nos movemos en
muy buena medida por el afán de poderío. De lo cual puede desprenderse,
quizá con cierta ligereza, o con cierta mirada pesimista sobre nuestra
condición, que estamos irremediablemente condenados a seguir repitiendo
ese molde. El colmo de ese pesimismo lo presenta José Saramago, cuando
no encontrando salida a todo esto llega a concluir entonces: "No nos merecemos mucho respeto como especie".
La constatación tan interminablemente repetida del abuso del poder por
parte de quien lo dispone –aún en el campo de la izquierda– podría
llegar a permitirnos sacar esa conclusión. Estaríamos casi tentados de
afirmar, por tanto, que "eso no tiene arreglo".