martes, 24 de mayo de 2011

EL HOMBRE-MACHO COMO RACIONALIDAD DE DOMINACIÓN IDEOLÓGICA

 Caracas 23/05/2011

Por Adrian A. Torres Marcano

Leyendo la reseña del libro "Por el culo: Políticas anales" de Javier Sáez y Sejo Carrascosa[1], de estética hedonista, materialismo contemporáneo, psicoanálisis y política me sumí en una reflexión sobre tan incomodo tema, para algun@s, o deleitoso para otr@s. ¡Un libro sobre el culo! He pensado en textos sobre los olores, un aromario, por ejemplo, así como existen los bestiarios, pero sobre el culo jamás. ¿Por qué tanto olvido y discriminación sobre esta noble parte del cuerpo? Así como muchas veces uno se ha preguntado según la frase popular ¿Qué tiene que ver el culo con las pestañas?, hoy repregunto: ¿Qué tiene que ver el culo con la política, la estética, la filosofía, el psicoanálisis, la cultura? Lo que hace unos minutos era algo ínfimo, repugnante y vomitivo para muchos, ahora es el centro de una reflexión y hasta de un libro. Muchos repugnaran o sonreirán tímidamente y otros inmutables seguramente quedaran.  Al leer el despliegue del argumento y establecer las relaciones de esta temática con dimensiones de la vida: política, social, afectiva, epistémica y cultural, me pareció no sólo adecuado un trabajo sobre el culo, sino relevante para reflexionar en clave crítica y trasgresora de la moral hipócrita y religiosa de la sociedad capitalista.


En este sentido destaco la construcción ideológica de la sociedad capitalista montada en el machismo de raigambre teológica que en occidente hunde sus raíces en la concepciones religiosas (y moralista) monoteísta institucionalizadas: judías, cristianas y musulmanes cuyo común denominador: la trascendencia del origen ontológico, político y moral, la concepción dualista que establece dos realidades diferenciadas (alma-cuerpo), la desvalorización del cuerpo, la supremacía de la "razón instrumental" y la "razón de Estado". Lo anterior establece la aceptación en la conciencia histórica y subjetivas la jerarquía del hombre-macho (el hombre privado o sea el capitalista), como expresión trascendente y organizador de las relaciones con los otros sujetos, su carácter proveedor (paternalista, representativo, populista y mesiánico) el cual es asumido como un principio irrenunciable movido por el imaginario machista de satisfacción privada y egocéntrica.

El hombre-macho desde esta concepción de mundo de desestima sectores sociales, por concebirlos en un marco "natural" de dirigidos, "pasivos", "femeninos", espacios de penetración; así el pueblo, los muchos son consumidores, fuerza de trabajo explotada, los no-racionales, el ámbito de las bajas pasiones, instancia de fluidos y excrecencia del cuerpo... ¡Vaya! Sigue Platón en la conciencia como sigue la concepción de jerarquía natural aristotélica, expuesta en su política; y una visión apolínea en la se opone el individualismo a los principios de la integridad, la luz contra la oscuridad y la civilización contra la naturaleza (bárbaro o salvaje) de forma moralista y maniquea, (no obstante, los antiguos griegos no consideraban a estos dos dioses como opuestos o rivales).

De igual forma se desestima aquellos sentidos que expresan cercanía, carnosidad y profundidad, tales como el tacto, olfato y gusto. Se privilegia los sentidos de lejanía; la vista y el oído; y de todos los sentidos se privilegia epistemológicamente la vista  el cual está asociado a la intelección racional desde el cual se funda la ciencia moderna aspecto que se patenta en los ámbitos académicos de producción intelectual mediante el dominio de la concepción mono-metodológica de la investigación o sea el positivismo y en filosofía la hegemonía de la analítica o filosofía del lenguaje y lógica (neopositivismo lógico), expresiones del formalismo y el abstraccionismo en la investigación. 

La desvalorización del cuerpo y su fragmentación para otorgar relevancia a una, o unas partes, más que a otras, plantea una forma de conciencia la cual se desarrolla desde una perspectiva histórica mediante la producción ideológica, entendida como concepción o marco de creencias. De esta forma, la sociedad capitalista es producción de relaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Forma de relacionarnos con  otros sujetos, con la naturaleza y con nosotros mismos. Es también producción afectiva, genera sujetos e impone maneras de concebirnos y manejar nuestro cuerpo. Fragmenta nuestra conciencia, promueve un no-pensamiento por la industria cultural y al mismo tiempo fragmenta nuestro cuerpo y los usa como mercancía o como medio de manipulación afectiva, social y política para el ejercicio de la represión o el terror, que en un primer momento, es en el plano de las relaciones con otros sujetos y en el otro, es subjetivo, negación de la corporeidad, la cual se hace cosa y mercancía para el uso y disfrute del hombre-macho. Expresión actual del despotismo afectivo, social, epistemológico, económico y cultural de la sociedad capitalista. Una sociedad dividida y jerarquizada según los intereses de la clase cuya racionalidad machista permea en cada ámbito de las relaciones a través de valores que construyen una ideología que afirma la explotación, la resignación, la representación, la discriminación del pueblo y la negación de toda corporeidad como algo humano. Se considera a lo humano propiamente dicho como lo racional, se excluye lo corporal, la materialidad y es inconcebible la unidad plena del cuerpo y conciencia, como un solo transcurrir. La separación del cuerpo de la mente, “alma”, “espíritu”, tiene como objeto establecer y legitimar social y políticamente el carácter de dirección, conducción u organización de algunos o de alguien sobre el colectivo. Naturalizar las desigualdades económicas y culturales. Hacer del hombre-macho-capitalista-caucásico la conciencia, dirección y organización trascendente de la sociedad y al pueblo, hacerlo el cuerpo, la masa, expresión instintiva e inconsciente, ámbito de los fluidos y excrecencias del cuerpo social, espacio de penetración de la conciencia directiva incapaz de organizarse y dirigir sus vidas.

Las formas como nos representamos, asumimos nuestra subjetividad con o sin corporeidad, la manera como concebimos y privilegiamos nuestros sentidos a nivel social e individual y nuestros miembros corporales, etcétera., dice mucho del dominio ideológico al que se está sometido, de los niveles de alienación e ignorancia respeto al cuerpo (no sabemos lo que puede el cuerpo como dice Spinoza) y que muchos de los discriminados, excluidos, explotados, luchan porque siga siendo así. Vaya mecanismos de manipulación tiene la ideología capitalista, ligada con la dominación moral de la religión y la industria cultural, para generar su mayor producto: el hombre-macho o mjeor dicho, el hombre-macho como racionalidad.




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