Luis Roca Jusmet
El tema de la democracia continua candente. Asistimos sin duda a una
recuperación de este significante en su sentido más emancipatorio.
Podemos discutir si esta es la mejor estrategia o hay otros términos más
claros: comunismo, socialismo, república. Pero lo que importa es el
contenido. Se trata de saber no tanto lo que criticamos sino lo que
proponemos. Este es el desafío. En este sentido libros como el que nos
ocupa me parecen muy útiles.
El
libro está bien estructurado en cuatro partes: 1) Cuestionándonos la
democracia; 2) Bienes, vínculos y sujetos; 3) Experiencias sociales y
democracia radical ; 4) Experiencias y críticas de la democracia
participativa.
Lo que falta, y lo digo como crítica constructiva, es una conclusión. Porque pasamos de unos planteamientos teóricos a otros más prácticos sin que al final se sepa recoger, de manera provisional por supuesto, un balance de todo lo dicho. Así como hay un prefacio ( "Tiempos de desconcierto, tiempo de bifurcaciones, tiempo de decisiones") me parece que hubiera resultado muy interesante un epílogo, para no acabar perdiéndonos en las cuestiones cada vez más concretas de los últimos artículos.
Lo que falta, y lo digo como crítica constructiva, es una conclusión. Porque pasamos de unos planteamientos teóricos a otros más prácticos sin que al final se sepa recoger, de manera provisional por supuesto, un balance de todo lo dicho. Así como hay un prefacio ( "Tiempos de desconcierto, tiempo de bifurcaciones, tiempo de decisiones") me parece que hubiera resultado muy interesante un epílogo, para no acabar perdiéndonos en las cuestiones cada vez más concretas de los últimos artículos.
La
primera parte contiene dos artículos, interesantes, de Angel Calle y de
Carlos Taibo. En el primero hay una definición útil de democracia real
como la capacidad de decidir sobre asuntos que nos afectan
colectivamente. Las condiciones de horizontalidad, cooperación y
deliberación para darle una consistencia. Una clarificación respecto a
la falsa vinculación de la democracia con el liberalismo y el
capitalismo. Hay también un análisis para diferenciar la democracia
radical de la participativa. Una búsqueda de sus raíces en corrientes
libertarias, ecofeministas y libertarias. Entra también en el novedoso
término de los procomunes, que busca diferenciarse tanto del estatismo
público como de lo mercantil privado. Aquí hay un terreno difícil pero
sobre el que vale la pena reflexionar que es la diferencia entre las
instituciones democráticas y el Estado. En el artículo de Taibo hay una
genealogía muy inquietante que va desde los orígenes del capitalismo (
colonialismo, esclavismo, racismo) hasta la política de Bush pasando por
el nazismo. Todo dentro de la lógica del capitalismo de aumento
desenfrenado del capital. Aquí es importante recalcar el papel oscuro
del positivismo ( racionalidad instrumental) y del liberalismo : uno de
sus mejores representantes, J.S. Mill, justificaba el colonialismo). Nos
describe un panorama desolador: universo concentracionario, guerras y
búsqueda violenta de recursos y espacios vitales. Ni la democracia es
patrimonio de Europa ni Europa puede presentar el nazismo como una
excepción. Democracia y capitalismo son incompatibles.
La
segunda parte es la que me parece más interesante. Se inicia con un
artículo de Montserrat Galcerán sobre "La dimensión democrática radical
del feminismo". La autora es, sin duda, una de las más brillantes
representantes de la filosofía política de izquierdas de nuestro país,
por lo que su texto, que rebasa lo que plantea el título, tiene mucho
interés. Lo inicia con una clara delimitación de lo que es la democracia
liberal : una "democracia" de élites, lo cual entra en contradicción
con el sentido fuerte del término. Al mismo tiempo señala una cuestión
fundamental que no por elemental no haya que repetir : sin formación
política de los ciudadanos no hay democracia. Posteriormente plantea las
tres formulaciones de las alternativas a esta democracia liberal : 1)
Democracia participativa, en la que el gobierno abre canales reales de
participación ciudadana, como en el caso de Brasil. Evidentemente se
trata de consultas con poder decisorio y no puramente informativas como
las que estamos acostumbrados, por supuesto. 2) Formas de democracia
radical. Aquí incluiría tanto los movimientos de resistencia como la
creación de espacios alternativos auténticamente democráticos.3)
Democracia líquida basada en las redes sociales. Tiene la desventaja de
basarse en una concepción liberal del individuo aislado. Sus ventajas
son que cuestiona el poder de decisión de los expertos y que defiende a
Internet y sus redes de los intentos de ser absorbido por el mercado. El
artículo continua con el tema específico del feminismo donde plantea
cuestiones muy sugerentes, como el de las identidades particulares ( del
que formaría parte la sexual). Finalmente la referencia al gran
Spinoza, del que sin duda podemos seguir aprendiendo mucho de su
concepto de democracia como desarrollo de la potencialidad creativa.
Solo una cuestión : ¿ Vivimos en una sociedad patriarcal en las
sociedades industrializadas ? Yo diría que al margen que continua la
discriminación de la mujer el patriarcado está en estado de
descomposición.
El
artículo del historiador y ensayista argentino Ezequiel Adamovosky (
"Problemas de la política autónoma") me parece muy fecundo. Señala los
principios de su propuesta : 1) Sujeto múltiple que se articula en la
acción; 2) Formas organizativas que no caigan en lo que se critica, que
es la jerarquía vertical; 3) Política autónoma entendida que como la
organización de un todo cooperante que define y redefine sus prácticas y
sus reglas. Hay una reflexión muy lúcida sobre el apoyo de los
trabajadores a la derecha : la gente vota el orden contra el caos y la
izquierda radical no ofrece ninguna alternativa credibilidad. Juicio
duro pero justo: no hay que conformarse con la cantinela de la
manipulación o la falta de conciencia, que no dejan de ser excusas de
mal pagador. Hay que pensar como pasar de los social a lo político al
margen de los canales representativos de la democracia liberal. Las
instituciones son necesarias : acuerdos que se materialicen en normas y
estructuras organizativas estables que resulten efectivas. Hay que
inventarse modelos organizativos de nuevo tipo, capaz de articular
formas de cooperación social no opresivas y hacerlo a gran escala. Aquí
hay muchas y variadas propuestas sobre las que vale la pena pensar y
debatir. Continuamos con un análisis muy fino de Mayo Fuster Morell
sobre las comunidades de Creación on-line para la construcción de bienes
públicos digitales. Su propuesta es reflexionar sobre sus consecuencias
políticas ,evaluando los pros, contras y ambigüedades de estas formas
institucionales y organizativas para ir avanzando en su calidad
democrática. Finalmente acabamos este segundo bloque con un artículo de
David Gallar y nuevamente el coordinador, Ángel Calle Collado titulado
"Estamos en medio". Partimos de nacemos,vivimos y morimos en una red
cósmica, biológica y social y no somos átomos independientes. Hay luego
un intento de definir cuales son las necesidades humanas que, al margen
de las buenas intenciones, me parece condenado al fracaso. Me parece que
son inclasificables, aunque las reflexiones sobre el tema puedan ser
útiles como simples aproximaciones. Las conclusiones del artículo son:
1) Las resistencias de las formas de nuevos satisfactores ligados a la
cooperación social son el hilo constructor de las nuevas formas de
democracia radical 2) las formas de democracia participativa impulsadas
realmente por los poderes públicos pueden ser elementos dinamizadores de
una democracia "desde abajo".
La
Tercera parte se inicia con un artículo del sociólogo argentino
residente en Málaga Nicolás Sguiglia "Libertad, autonomía y procomún.
Movimientos urbanos en la precariedad." Aquí me interesa sobre todo su
análisis de los Centros Sociales de Gestión Ciudadana, sobre todo porque
son experiencias prácticas que se dan en la ciudad de Málaga. Continua
después un artículo del mismo Ángel Calle Collado, Marta Soler Montiel y
Marta Rivera Ferré que es una buena introducción al innovador tema de
la democracia alimentaria a partir de la noción de soberanía alimentaria
y las propuestas de Agroecología Emergente. Nos encontramos luego con
un artículo sobre "La democracia radical en las empresas recuperadas
argentinas". El análisis de Esteban Magnani y de Cintia Mariana Cabral
es muy equilibrado : sin sobrevalorar la dimensión de estos procesos los
sitúa muy adecuadamente como experiencias reales de democracia de base a
tener en cuenta.
Acaba
el libro en su cuarta parte con tres artículos algo dispersos, que no
acaban de encajar del todo en su presentación como experiencias de
democracia participativa. Sí lo hace el primero, que es una análisis
riguroso y crítico por parte de Margarita López Maya de las formas de
participación política del gobierno venezolano a partir de 1999. El
último, de Mamen Cuéllar Padilla ( Instituto de Sociología y Estudios
Campesinos de la Universidad de Córdoba) analiza el papel de las
políticas públicas en el fomento de redes y sistemas de certificación
alternativos.
Con
el artículo que sí quiero entrar en abierta polémica es con el segundo
de este bloque, escrito por tres integrantes del grupo Baladre: José
Iglesias Fernández, Óscar García Jurado y Manolo Sáez Bayona que titulan
"De la Renta Básica convencional a la Renta Básica de los iguales". De
entrada quisiera plantear una reflexión crítica sobre la cuestión de la
Renta Básica y luego sobre el planteamiento del artículo. La cuestión de
la Renta Básica plantea varios problemas. El primero es que suponiendo
que fuera posible solo podría aplicarse a nivel mundial. Es evidente que
si se aplica en un país o se cierran las fronteras o los movimientos
migratorios serían insostenibles. Soy de la opinión que las propuestas
han de ser posibles: no podemos defender algo que sabemos que es
irrealizable. En segundo lugar tenemos la idea que un ciudadano por
serlo ha de tener unas condiciones mínimas que aseguren su dignidad. De
acuerdo pero los derechos tienen un reciprocidad, es decir, que
comportan unos deberes para que sean posibles para todos. Está claro que
la sociedad exige un trabajo y este trabajo deber ser equitativo pero
nadie puede decidir no trabajar. Lo que se debe garantizar es, por
tanto, alguna prestación, aunque sea en el ámbito doméstico. No puede
ser incondicional: lo que sí debe serlo es la garantía de trabajo, de
sanidad, de educación, de vivienda, de cuidados para los dependientes.
Pero es otro planteamiento. Aclarado esto la radicalidad del artículo me
parece cuestionable porque utiliza un lenguaje escolástico marxista que
me parece que confunde más que aclara. No podemos hablar de "derechos
burgueses" si nos referimos a los derechos humanos. Hablar de "Dictadura
de la burguesía" considero que impide una reflexión más precisa sobre
las clases dominantes. Igualmente me parece discutible la afirmación de
que para criticar no es necesario tener alternativas. Podemos resistir
sin más delante de la injusticia, pero hay que avanzar hacia la
formulación de alternativas.
El
libro, en conjunto, nos presenta un buen material para discutir la
democracia por venir, es decir, la democracia que queremos.
"Democraca Radical". Ángel Calle Collado (coordinador), Barcelona: Icaria, 2011
Tomado de: http://www.gramscimania.info.ve/
Omar Montilla - Choroní, Edo. Aragua, VENEZUELA
omar1montilla@gmail.com
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