Retos y Desafíos de la
Integración Suramericana
Por Adrián Torres Marcano
En la actual organización
mundial del capital, hegemonizada por la visión neoliberal, que enarbola las
banderas de la globalización económica, los procesos de integración asumen un
interés imperioso, promovido por los grupos económicos de actuación mundial,
tanto de gobiernos de raigambre neoliberales como de grandes corporaciones transnacionales.
De allí, se tiene la concreción de la Unión Europea (UE) y la iniciativa del
Área del Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por los EE.UU y
replanteada en la actualidad, en los acuerdos que lleva Norteamérica de forma
bilateral, con algunos países de América Latina (Colombia, Chile, Perú), a
través de los Tratados de Libre Comercio (TLC). Sin embargo, el impulso que ha
tomado la izquierda latinoamericana, encabezado por los gobiernos de Argentina,
Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela está otorgando un viraje hacia las
dimensiones de lo social y político en los procesos de integración en la
región.
A partir de lo anterior,
cabe reflexionar sobre el papel en la actualidad de los procesos
integracionistas, expresado en la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI), la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) a la luz
de los retos y desafíos que impone la nueva concepción de integración
latinoamericana para la construcción de un bloque regional fuerte signado por
la unidad en la diversidad, en el que converjan gobiernos con visiones
políticas similares y disímiles, aglutinándose en un propósito común: la unidad
regional en América Latina y Caribeña.
1.-
La unidad Suramericana una necesidad histórica:
En Latinoamérica la integración regional constituye una
necesidad histórica y política que se inicia en el siglo XVIII en los procesos
independentistas. Francisco de Miranda proponía la
creación de un “Gran Estado Latinoamericano”, cuyas fronteras abarcasen desde
el sur del río Misisipi hasta el Cabo de Hornos, y que estuviese fundado en la
solidaridad y la necesidad de un
desarrollo común. Durante el siglo XIX, estas ideas integracionistas siguieron
desarrollándose en nuestro continente. Simón Bolívar, concibe un
ideario político y social de la integración aspecto que se expone en la "Carta
de Jamaica", fechada en Kingston el 6 de septiembre de 1815, en donde refleja
con claridad el deseo integracionista bolivariano.
Los esfuerzos de generar experiencias integracionistas no
se hicieron esperar. Destacándose los siguientes: La Gran Colombia (1821), unión
política y jurídica de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador en un único país;
Las Provincias Unidas de Centroamérica (1823), promovidas por Cecilio del Valle
y Morazán. En 1823 un organismo que se denominó Congreso Centroamericano
declaró la independencia en 1823 y desde ese instante la Capitanía General de
Guatemala se denominó Provincias Unidas de Centroamérica. Su éxito duró pocos
años, y, El Congreso de Panamá (1826); que
fue el intento de integración política más importante. En el que participaron
la Gran Colombia, Perú, Chile, Bolivia, Centroamérica y México. Al igual que la
Gran Colombia, fue promovido por Bolívar y se llevó a cabo entre 1825 y 1826,
si bien su éxito fue nulo a raíz del saboteo por parte del gobierno
Norteamericano a dicha iniciativa de unidad regional. Los esfuerzos
integracionistas incorporados a la lucha políticas entre el siglo XVIII y XIX
por la independencia política se constituyó en un proyecto de liberación desde
México hasta Tierra del fuego[1].
La región latinoamericana, siguiendo el modelo europeo,
firma en 1960, el Tratado de Montevideo que impulsará el Área de
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). De igual forma, entra en vigencia en
Centro América el Mercado Común Centro Americano (MCCA). Para 1969 se suscribe
el Acuerdo de Cartagena, documento constitutivo de la Comunidad Andina de
Naciones (CAN). El 17 de octubre de 1975 mediante el convenio constitutivo de
Panamá se establece el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) fue creada el 12 de agosto
de 1980 por el Tratado de Montevideo, en sustitución de la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la Asociación Latina Americana de
Integración (ALADI) conferirá un importante papel a las negociaciones
bilaterales. Para 1991 se crea el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). En esta
fecha los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México negocian el Acuerdo de
Libre Comercio Norte-Americano (NAFTA) y su entrada en vigencia se realizó en
1994, marco referencial de lo que sería la iniciativa norteamericana del Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que estancó en el 2005 en Mar de Plata
debido al giro ideológico hacia la izquierda de los gobiernos de América Latina
y el Caribe[2].
2.-
CAN, ALADI y MERCOSUR. Múltiples procesos y un mismo objetivo:
En la actualidad estamos en un escenario donde existen
múltiples procesos de integración en la región que persiguen los mismos
objetivos; unidad regional y desarrollo socio-económico. Siendo los más
antiguos la CAN, la ALADI y el MERCOSUR. Iniciativas integracionistas cuyo propósito
de constitución está relacionado fundamentalmente con la dimensión económica y
comercial, lo cual contrasta con los nuevos proyectos de integración regional
que dan un peso a la dimensión social y política: la Alternativa Bolivariana
para las Américas (ALBA-TCP), Petrocaribe, Unión Suramericana de Naciones
(UNASUR), y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En
relación a la CELAC, se acaba de realzar en Cuba la 2da Cumbre agrupando a 33
países de la región y cuya declaración expresa la clara convicción de lucha
contra la pobreza y la atención a las asimetrías económicas existente en
Latinoamérica para lograr un desarrollo equitativo, solidario, complementario y
reciproco.
De estos procesos de integración la CAN es la que mejor
presenta en su compleja organización institucional el carácter de organismo
supranacional al estilo de la Unión Europea (UE). Sin embargo, aún con su
complejo andamiaje corporativo de carácter comunitario no ha logrado crear un
concepto de ciudadanía andina. De igual forma, sus experiencias acumuladas a lo
largo del tiempo, en la actualidad no se puede hablar que el tema de la
integración andina constituya una realidad política plena. La salida efectiva de
Venezuela en el 2011 de dicho proceso de integración, fue un duro golpe a esta
iniciativa, lo cual devino en un debilitamiento institucional expresado en su
estancamiento e incidencia en la región. Las fracturas internas y desavenencias
entre los países miembros han sido un problema para la CAN.
Por su parte, la ALADI se presenta en la actualidad como
un proceso que promueve la integración en la región con el objetivo de asegurar
el desarrollo económico y social que permita establecer un mercado común
latinoamericano. En este proceso de integración convergen los países miembros
de la CAN (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) y el MERCOSUR (Argentina, Brasil,
Paraguay, Uruguay y Venezuela). No obstante, la relación de ambos mecanismos
subregionales con la ALADI difiere.
El Acuerdo de Cartagena es el único entre los países
miembros de la Asociación no protocolizado ante la misma. Cabe destacar que
este acuerdo fue originalmente suscrito (mayo 1969) en el marco del Tratado de
Montevideo de 1960 (ALALC), no obstante, al momento de la suscripción del
Tratado de Montevideo de 1980 (TM80) dicho Acuerdo logró el reconocimiento de
su autonomía, superando su anterior condición de acuerdo subregional de la
ALALC[3].
Por su parte, la relación de la ALADI
con el MERCOSUR está caracterizado por la suscripción de los piases miembros
del bloque subregional un Acuerdo de Alcance Parcial de Complementación
Económica en conformidad con las disposiciones del Tratado de Montevideo de
1980. Dicho Acuerdo tiene por objeto facilitar la creación de las condiciones
necesarias para el establecimiento del Mercado Común a constituirse de
conformidad con el Tratado de Asunción[4].
La ALADI al ser un marco o paraguas institucional y
normativo de la integración regional facilita en su estructura jurídica a
diferentes acuerdos subregionales, plurilaterales y bilaterales de integración.
Por lo que desarrolla acciones tendientes a apoyar y fomentar estos esfuerzos
con la finalidad de hacerlos confluir progresivamente en la creación de un
espacio económico común. Aspecto que explica el papel que ha tenido este
proceso integracionista en la constitución de la CELAC en la que participan 12
países miembros de la ALADI, así como en su vinculación con el SELA y la
ALBA-TCP.
Este papel de facilitador en los procesos de integración regional
ha sido explicitado por Carlos Álvarez, secretario general de la ALADI, en la
2da Cumbre de la CELAC realizada en la Habana, Cuba el pasado 28 y 29 de enero
de 2014. Al manifestar en un comunicado la necesidad de reafirmar e insistir en
la importancia estratégica y decisiva de la integración regional. Construir
América Latina y el Caribe como una comunidad de presente y de futuro y como
actor vital en un mundo configurado por bloques, es una tarea de enorme
envergadura. En el actual escenario geopolítico mundial, Álvarez saludó “la
persistencia de los latinoamericanos y caribeños a conformar un espacio común,
ya que, la interdependencia mundial, lejos de disolvernos como identidad, nos
desafía a perfilar más nítidamente nuestra singularidad, defendernos juntos
frente a las incertidumbres de una globalización desbocada, sin controles ni
gobiernos para poner en valor comunitario las inmensas riquezas que poseen cada
uno de nuestros países”. Por lo que llamó a coprotagonizar un cambio de
paradigma frente a un modelo civilizatorio en decadencia y en crisis.
En este marco, el MERCOSUR se presenta como un proceso de
integración en revisión. Al
formar parte de este proceso de integración, Venezuela, representa para los
sectores críticos al neoliberalismo, la
posibilidad de revisar su concepción, organización y funcionamiento. El
MERCOSUR es el cuarto bloque económico del mundo y la quinta economía del
mundial.
El Estado venezolano, al ser parte del MERCOSUR, implica
participar en un espacio regional con una plataforma industrial poderosa, en el
que los intereses económicos de grupos corporativos determinan su dinámica y
desarrollo. Por otra parte, hay que considerar que, el MERCOSUR y la UE,
negocian un área de libre comercio birregional desde el 2000. Situación
dirigida según lo estipulado en el Acuerdo Marco de Cooperación MERSOCUR-UE de
1995 y que se activó en 1999, y, cuyos temas de negociación involucraron tres
aéreas: dialogo político, temas económicos y comerciales, y, cooperación[5].
Lo anterior, se interpreta como una forma que busca el bloque suramericano de
contrarrestar las influencias de los EE.UU en la región con la implementación
de los estos tratados de libre comercio (TLC) bilaterales con los países:
Colombia, Chile, Perú, México, entre otros, que en la actualidad, discuten la
aplicación de estos tratados.
Atendiendo a que los procesos de integración son espacios
de negociaciones permanentes, en el cual, se generan acuerdos sobre temas
relacionados ha intangibles (principios, normativas, políticas culturales) y
tangibles (bienes, servicios y aranceles). Además, considerando que la entrada de Venezuela en el MERCOSUR, por adhesión,
presupone aceptar el acervo histórico de todos los acuerdos negociados y cuyos
contenidos son eminentemente económicos. Lo que coloca a la nación en una
situación de desventaja, sobre temas axiales, en especial, en la aplicación de
los acuerdos de liberación económica asumidos por el bloque regional. Donde se
privilegia los intereses industriales brasileños y argentinos, países
tradicionalmente poderosos en este bloque regional. Al respecto, Claudio Katz,
sostiene que el papel de Venezuela en el MERCOSUR abre las puertas de las
inversiones provenientes de Argentina y Brasil mediante las exportaciones
aéreas que apuntan hacia rubros alimenticios (carne, leche, soja, entre otras).
De igual forma, destaca que lo anterior, es un ensanchamiento del mercado
regional. Sin embargo, esta situación que para algunos es positiva, está
enmarcada en los patrones actuales del MERCOSUR, es decir, “las normas que
favorecen a los grandes grupos capitalistas de la región”[6].
Lo anterior, invita a tomar en cuenta en los procesos de
integración regional, a las relaciones asimétricas que se han venido dando
históricamente en el ámbito interregional. El embate de la aplicación de
políticas de corte neoliberal y mundialista, que enarbola las banderas del
libre mercado profundiza las brechas sociales en los pueblos de la región. Evidenciando
la contradicción entre niveles de “desarrollo económico” y niveles de pobreza,
aspecto que niega la promesa de las perspectiva de integración que toma el
modelo de la UE, a saber, equilibrio, beneficio social y progreso.
Kantz, enfatiza que el ingreso de Venezuela en el
MERCOSUR, no deviene en un “nuevo MERCOSUR”, sino que inaugura una nueva etapa
de ese Tratado. Asumiendo la incorporación de Venezuela una relevancia más
política que económica. Por lo que la
ampliación de este bloque regional busca reforzar el poder de negociación de
los sectores económicos (industriales) frente a los EE.UU. Por ello, es el sentido
de un “capitalismo regional” la estrategia del MERCOSUR, lo que ha impedido el surgimiento de un “MERCOSUR de
los Pueblos”. Los negocios impulsados tienden a beneficiar a los empresarios
nacionales de los países miembros del bloque en desmedro de las necesidades de
la población. “El MERCOSUR contempla muchos negocios y alternativas de lucro,
pero no propone caminos para la redistribuir los ingresos"[7].
En la actualidad, es un reto y una tarea por hacer el de
trastocar toda una concepción teórica y práctica de la integración regional en
América Latina, caracterizada por la CAN, la ALADI y el MERCOSUR, donde se
privilegia lo económico sobre el resto de los ámbitos la producción de la vida,
y, consolida una hegemonía internacional a merced a los designios de los
intereses de las grandes corporaciones y organismos multilaterales, que imponen
mecanismos de sujeción a nuestros pueblos. Por esta razón, es una exigencia en
la actualidad, abordar detenidamente el estudio de los procesos de integración
regional latinoamericana en su articulación con los procesos alternativos que
permita lograr una efectiva integración (política,
social, económica y cultural). En la actualidad, nos encontramos con espacios
de impulso integracionista desde la perspectiva nuestra americana tales como la
Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA-TCP), Petrocaribe, Unión
Suramericana de Naciones (UNASUR), y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC).
Ante el impulso integracionista neoliberal, se debe abrir
paso a nuevas formas de integración y cooperación contra hegemónica,
antiimperialista, solidaria y cultural en la región; que permita la
consolidación de procesos alternativos de alianzas regionales, populares y
sociales, cuyo horizonte es garantizar la independencia latinoamericana,
construir una identidad común cultural, el reconocimiento del diálogo
horizontal entre diversas formaciones históricas y culturales, fortalecer los espacios de educación,
gratuita y pública, para todos, y, lograr un concierto de apoyo mutuo, entre
pueblos con equidad, solidaridad y justicia social, expresada en políticas
concretas de redistribución hacia los sectores subalternos de beneficios, que
generen condiciones para elevar la calidad de vida, sin explotación ni
discriminación alguna, que permita profundizar el ejercicio de la democracia
participativa en los esquemas de integración desde un horizonte alternativo al
puesto en marcha por los representantes de los intereses del capital
internacional.
Bibliografía
- Asociación Latinoamericana de Integración-ALADI (2014). ¿Qué significó la sustitución de la ALALC por la ALADI? [Documento en línea] Disponible en http://www.aladi.org/nsfaladi/preguntasfrecuentes.nsf [Consulta: 2014, Enero 28].
- Bouzas, Roberto (s/f). Las negociaciones Unión Europea-Mercosur. Entre la lentitud y la identificación. Nueva Sociedad.
- Conesa, R. Eduardo (1982). Conceptos Fundamentales de la integración económica en Integración Latinoamericana Revista del Intal.
- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Caracas: Publicada en gaceta oficial Nº 5.908.
- Crabtree, John (2011) La Comunidad Andina (CAN). Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (BID-INTAL).
- Doctor, Mahrukh (2011) Mercado Comun del Sur (MERCOSUR). Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (BID-INTAL).
- Ferrer, Aldo y Jaguaribe, Helio (2001). Argentina y Brasil en la globalización ¿MERCOSUR o ALCA? Buenos Aires: FCE.
- Gardini, Gian Luca (2011). Bloques comerciales latinoamericanos: entre la realidad y la Utopía. Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (BID-INTAL).
- Katz, Claudio (2007). El rediseño de América Latina: ALCA, MERCOSUR y ALBA. Caracas: el perro y la rana.
- Nájera Urrutia Pablo (2011). La integración económica centroamericana y sus principales componentes en Revista ASIE. Guatemala. Año 1-2011.
- Santos, Theotonio dos (2007). Del terror a la esperanza. Auge y decadencia del neoliberalismo. Caracas. Monte Ávila.
- Sanoja, Mario (2006). Memorias para la integración. Ensayo sobre la diversidad histórica y el futuro político de Suramérica y el Caribe. Caracas: Monte Ávila.
[1]Sanoja, Mario (2006). Memorias
para la integración. Ensayo sobre la diversidad histórica y el futuro político
de Suramérica y el Caribe. Caracas: Monte Ávila, p. 75 y ss.
[2]Véase: Conesa, R. Eduardo (1982). Conceptos Fundamentales de la integración
económica en Integración Latinoamericana Revista del Intal; Katz, Claudio
(2007). El rediseño de América Latina:
ALCA, MERCOSUR y ALBA. Caracas: el perro y la rana; Ferrer, Aldo y
Jaguaribe, Helio (2001). Argentina y Brasil en la globalización ¿MERCOSUR o
ALCA? Buenos Aires: FCE, y, Santos, Theotonio dos (2007), Del terror a la esperanza. Auge y decadencia del neoliberalismo. Caracas.
Monte Ávila.
[3] Véase: Asociación Latinoamericana
de Integración-ALADI (2014). ¿Qué
significó la sustitución de la ALALC por la ALADI? [Documento en línea]
Disponible en http://www.aladi.org/nsfaladi/preguntasfrecuentes.nsf
[Consulta: 2014, Enero 28].
[5] Bouzas, Roberto
(s/f). Las negociaciones Unión
Europea-Mercosur. Entre la lentitud y la identificación. Nueva Sociedad.
Pp. 125 y ss.
[6] Katz, Claudio (2007). El rediseño de América Latina: ALCA,
MERCOSUR y ALBA. Caracas: el perro y la rana. p. 107.
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