La verdad,
provee de sentido en nuestras relaciones interpersonales e institucionales.
Ésta se nos revela como una necesidad de confiar en las personas en los
diversos ámbitos de nuestras vidas, es de un punto arquimídeo que permite
orientarnos con seguridad en el mundo. Sin embargo, afirmar la verdad de alguna
situación, argumentos y percepciones, exige de un esfuerzo para ir más allá de
la elaboración sobre la realidad del sentido común, el cual, se presenta
fragmentado, confuso, expresa prejuicios, preconceptos, diversidad de intereses
sociales, políticos, morales, relaciones de poder, etc. De esta forma, al
indagar sobre la verdad, se despliega un proceso de descubrimiento que permite
diferenciarla de la imaginación, error o mentira. Siendo ésta ultima el modo
más cuestionable por su carácter intencional.